Jugar a ser papás y mamás: la importancia del juego simbólico en los niños

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Seguro que en muchas ocasiones has visto a tus hijos jugar a ser papás y mamás, a cuidar del bebé, ir a comprar al supermercado, preparar la comida, jugar a médicos… Se trata del juego simbólico, están imitando las conductas de los adultos y esto tiene muchos beneficios para su desarrollo, tanto físico como emocional.

La importancia del juego simbólico para los niños

Los niños aprenden a través del juego y de la imitación. Sus mayores referentes son los adultos con los que habitualmente conviven que suelen ser los padres. Por eso es muy habitual verlos jugar a ser papás y mamás, que inventen una familia, cuidan a un bebé, preparan la comida tal y como lo hacen sus padres. Aunque para los adultos son tareas que realizamos de forma cotidiana, para ellos son grandes acontecimientos llenos de momentos extraordinarios y diferentes.

Este tipo de juego se denomina juego simbólico y es muy beneficioso para los niños.

A través del juego y de la imitación, los niños crean sus propios mundos imaginarios y recrean experiencias reales que combinan con su propia fantasía. Es así como descubren diferentes formas de pensar y sentir, van interpretando diferentes roles y van experimentando situaciones que posteriormente se pueden dar en su vida cotidiana real.

Este tipo de juego les va a permitir desarrollar sus habilidades sociales, su capacidad de ponerse en el lugar del otro, de analizar y entender el mundo que les rodea, estimula el desarrollo físico, psíquico afectivo y social de los niños. Al tratarse de un juego libre, no estructurado ni dirigido, potencia el desarrollo de la creatividad y la imaginación.

Jugar a ser papás y mamás: ¿qué beneficios tiene?

Los beneficios del juego simbólico sin innumerables, de ahí la importancia de que les proporcionemos juguetes y herramientas que les permitan llevarlos a cabo.

Uno de los juegos típicos por antonomasia para jugar a ser papás y mamás es la casita de muñecas. Con ella los niños tienen su propia casa, crean su propia familia y es un momento perfecto para que puedan entender la diversidad de familias que pueden existir, se reparten diferentes roles y comienzan a ponerse en el lugar de los demás.

El jugar a ser papás y mamás tiene mucho beneficios para los niños pero destacaremos algunos de ellos:

Aprender imitando a los demás

Todos aprendemos de los demás a través de la imitación para adquirir aquellos conocimientos o habilidades que no poseemos. Cuando no sabemos cómo se hace algo, lo habitual es que nos fijemos en cómo lo hacen los demás. De esta forma vamos adaptándonos a nuestro entorno y mejorando nuestras habilidades.

En los niños, este tipo de comportamiento por imitación, es especialmente importante y beneficioso para su desarrollo. Los padres somos la principal referencia de nuestros hijos ya que somos las personas con las que más tiempo pasan, quienes les protegemos y cuidamos y en quienes más confían.

Por todo ello, los padres seremos su principal referencia a la hora de imitar conductas.

Ponerse en el lugar de los demás: empatía

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Al jugar a ser papás y mamás, es muy habitual que los niños adquieran el rol de cuidar y proteger a sus hijos, sus muñecos. Deben alimentarlos, cambiarlos, vestirlos, abrigarlos, jugar con ellos, darles cariño y afecto, besarlos y abrazarlos, tal y como hacen sus padres con ellos.

Jugar con muñecas o jugar con bebés permite a los niños desarrollar su afectividad, empatía y habilidades sociales como la preocupación por los demás.

Además les permite desarrollar sus capacidades lingüísticas, su motricidad, interiorizan normas sociales y les educa en igualdad.

Practican gran variedad de roles

Al jugar a ser papás y mamás, los niños no asumen un único rol. Al tratarse de un juego libre y no dirigido, los niños dan rienda suelta a su imaginación creando gran variedad de escenarios y representando diferentes papeles dentro del juego potenciando con cada uno de ellos unas habilidades diferentes.

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Pueden recrear actividades como mantener una casa donde tendrán que hacerse cargo de la limpieza, la comida, comprar, cocinar, cuidar del bebé, etc. A medida que los niños crecen en sus juegos intervienen más amigos y las posibilidades se amplían pudiendo recrear escenas entre vecinos o amigos en las que desarrollan la colaboración y ayuda a los demás, practican las normas de convivencia, invitarles a un café, jugar con los niños en el parque, etc.

Mejoran sus habilidades de comunicación

Durante el juego continuamente están narrando y verbalizando lo que hacen, interactuando con los demás y esto es fantástico para desarrollar sus habilidades sociales y la capacidad lingüística del niño desde muy temprana edad.

Potencian su creatividad e imaginación

Todo juego libre y no dirigido es muy favorecedor para el desarrollo de la imaginación y creatividad de los niños.

El jugar a ser papás y mamás ponen en juego toda su imaginación y creatividad. Son dueños de su propia casa, la pueden decorar, definir sus normas de convivencia, participar en todas las actividades relacionadas con la casa, elaborar sus propias comidas, cuidar al bebé.

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Todas estas acciones van encaminadas a desarrollar su autonomía, su desarrollo psicomotor y un sinfín de habilidades que ya desde pequeños van entrenando y practicando para ponerlas en marcha en su vida adulta.

Jugar en familia

En este tipo de juego, es fundamental que los adultos no definamos las normas. Deben ser los niños los que elijan qué roles quieren asumir en cada momento y desarrollar su universo de juego.

Le hecho de que los padres podamos participar en este tipo de juegos nos va a dar mucha información sobre cómo nuestros hijos comprenden el mundo que les rodea, qué normas sociales tienen más interiorizadas y cuáles son aquellas sobre las que debemos trabajar más.

En definitiva, el adulto participa en el juego pero es el niño el que lo dirige y marca las normas.

Todo elemento que se asemeje a lo cotidiano, será bien recibido para desarrollar el juego simbólico, ya sea un juguete, ropa, disfraces, etc. Desde el mando de la tele, un bolso, cajas de herramientas, las cocinitas de madera, cajas registradoras con billetes o tiendas de campaña donde llevar a cabo mil y una aventuras. Todo lo que pueda contribuir a un desarrollo del juego lo más real posible a la realidad va a hacer que los niños se metan más en su papel y la experiencia de juego sea mucho más enriquecedora.

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